«Rebosa mi corazón palabra buena, Dirijo al Rey mi canción, Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.»
► Salmo 45:1-2
La mayor bendición que podemos tener en esta vida, es la vida de Cristo manifestándose a través de nosotros.
Esto me recuerda que alguna vez usé la ilustración al iniciar una predicación para hablar de este tema y fue llevar a las personas a pensarse asomándose al espejo (algo corriente en nuestro diario vivir), pero pasado un corto tiempo les dije: “ahora mire como lo que se ha reflejado en el espejo es la figura de Cristo”, no hubo muchas respuestas positivas y seguras. Fue un momento confrontador porque era pasar de las ideas doctrinales a lo que en realidad debería ser.
Si Cristo mora en nuestra vida, ya no nos deberíamos vernos a nosotros mismos sino a Él.
Para ello, hay que vivir y crecer en una vida conforme a la imagen de Cristo y comprenderla desde Su íntima y maravillosa relación con Su Padre:
– Lo hacía en Su permanente oración. Juan 8:24–25
– Fue sensible a Su Palabra y practicaba Su enseñanza. Juan 8:26-28
– Buscaba Su dirección en oración para tomar Sus decisiones, porque vivía en Su presencia. Juan 8:29 a
– También lo hacía para recibir visión y misión, que le diera la seguridad de estar agradando a Su Padre. Juan 8:29
– Nos enseñó el valor de tener intimidad con el Padre, depender y permanecer en Él. Juan 15:1-5
Una vez conocemos y entendemos el estilo de vida de Jesús, encontramos que para inspirarnos en Él, que es nuestro modelo y meta, tenemos que buscarle también, porque Él nos conecta con el Padre, y debe ser un ejercicio de fe permanente, pues es un proceso para toda la vida. Por la promesa sabemos que en el cielo será una realidad total:
«Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es»1 Juan 3,2.
Un reflejo de esto fue el apóstol Pablo, según Filipenses 3,8-14 que manifestó a Jesús en todo su estilo de vida: Cambió sus valores, enfocó su atención en Cristo, aceptó estar en el proceso, Cristo era su meta.
Punto de acción
¿Vives lleno de ansiedad, angustia, temores, malhumor?