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Yo espero en el Dios de mi salvación

«Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará! »
► Miqueas 7:7

La palabra hábito es una expresión muy conocida en nuestro entorno y aunque para hablar de nuestra vida espiritual los llamamos “disciplinas”.

Los hábitos con el calificativo saludable son todas aquellas conductas que tenemos asumidas como propias en la cotidianidad y que inciden positivamente en nuestro bienestar físico, mental, social y en este caso de manera particular en el área espiritual.

Es importante saber que la vida espiritual debe ser cuidada y alimentada para que crezca y progrese de la manera que Dios lo determina.

3 claves para formar hábitos productivos:

1. Un solo cambio a la vez, pequeño y sencillo.
2. Fíjate cambios concretos que puedas medir y palpar.
3. Repite y repite con regularidad diaria y constante.

Mencionemos algunos:

1. ORAR CON EFICACIA: “Dondequiera que Dios halla un corazón que ora… este corazón hallará un Dios que escucha la oración.” —Matthew Henry Así pues, la oración como el ejercicio de hablar con Dios requiere de nuestra parte una disciplina constante e irremplazable. Es la oportunidad más grande que tenemos como hijos de Dios, de presentarnos delante de Dios y hallarlo para que escuche y responda a nuestras necesidades.

La oración es un factor determinante y debe ser un hábito innegociable para todo discípulo del Señor.

Alessandro Manzoni, el poeta, decía que “el hombre crece cuando se arrodilla” y el Apóstol Pablo expresó a sus lectores: “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración” Romanos 12.12 (NVI).

2. CULTIVAR EL HÁBITO DE LA LECTURA: al respecto debemos evitar el engaño intelectual ya que, en un mundo caracterizado por la sobreabundancia de información, (recetas fáciles – pragmatismo radical- superficialidad informativa). Entonces, el antídoto que permita alcanzar continuamente un mejor nivel de entendimiento y que reduzca la vulnerabilidad mental, es la lectura de la Palabra de Dios. “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que …..

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