«Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.»
► Habacuc 3:18
Es maravilloso cuando podemos disfrutar de todas las cosas buenas que Dios quiere y tiene para darnos: prosperar en el trabajo o las actividades, tener buena salud, poder recibir de todo, lo que hace agradable y fácil la vida. Pero, realmente, hay algunas épocas de nuestra vida en que Dios no actúa de esa manera.
Él, como un Padre inteligente que provee a Sus hijos lo que necesitan en el momento que lo considera oportuno, tendrá muchas veces que hacernos esperar para que llegue lo que anhelamos, otras veces quizá simplemente dirá ¡no! y como Dios que es, se reserva el derecho a dar explicaciones.
Muchos de esos pedidos son caprichos o antojos que tenemos y que, tenerlos o no, en nada cambiaría nuestra vida, es más tenerlo podría ser un factor que nos haga resbalar o retroceder en nuestra relación y comunicación con Él, por eso no está dispuesto a satisfacerlos.
Al reflexionar en la porción del profeta Habacuc 3:17-18, se ve que fue un momento que podría llevar al fin de la esperanza a cualquier persona:
«Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación»
Pensemos por un momento lo que sería si nada de lo que es necesario para subsistir o útil para tú mantenimiento se dé ¿cuál sería tu actitud?
El profeta llegó a no tener nada de lo que antes le producía seguridad: Higos, uvas, ovejas, vacas, pero él estaba tranquilo en cuanto a su provisión. Y en este punto que se ha quedado SIN NADA. Él lo observa, lo considera, mira la situación y habla como si estuviera CON TODO.
¿Cuál es el todo del que él habla?: “el Dios de mi salvación”.
Habacuc estaba seguro de que tenía la solución para sus necesidades y situaciones, y no era la cantidad de bienes materiales que le generarán seguridad lo que cambiaría el asunto, sino la seguridad que él tenía en el Dios de su salvación.
La respuesta a muchos de nuestros problemas es sencillamente ésta: que Dios es la respuesta para nuestra necesidad y tu actitud de confianza, alegría y gozo lo hará posible.
Es hermoso saber que CON TODO o SIN NADA, la solución será alegrarme y gozarme en el Dios de mi salvación.
Punto de acción
– Escribe cinco cosas que definen tu todo que te hace seguro.
– Escribe cinco cosas que no tienes y te hacen inseguro.
– Confiesa como Habacuc que “Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación”, hazla una decisión de vida.
Lectura bíblica necesaria: Habacuc 3
Una respuesta a «Nuestras peticiones a Dios»
Amen que bendición la palabra, Dios es bueno y para siempre su misericordia; pase lo que pase con todo nos alegraremos en el señor. Palabra de Bendición, muchas gracias por generar estos devocionales que hablan a nuestras vidas y nos alientan cada día a avanzar en este diario caminar.